Saranghae Korea
Escucharme a mí misma mientras desciendo del avión y empiezo a respirar ese aire que por tanto tiempo anhelé. Escucharme a mí misma y preguntarme si ese sonido que escucho viene de afuera o es mi corazón a punto de estallar por la emoción de estar aquí.
Cuántas veces lo soñé, cuántas veces lo anhelé, cuántas veces lo vi como algo inalcanzable. Y, hoy, estoy aquí, en Korea.
Mi primer pensamiento es: ¡Lo logré! Y empiezan a pasar por mi mente diversas circunstancias y conversaciones que durante este tiempo me acompañaron: no puedes hacerlo, es un país muy lejano, el idioma dificulta la visita, es muy caro…pero, en este momento me doy cuenta de que es real, que aquí estamos.
Ver la modernidad del aeropuerto, esa letra que durante años vi en mis programas o series favoritas, apreciar la amabilidad de su gente, sentir los aromas que saben a distancia del mundo y a conexión conmigo. Así empieza la magia.
Recorrer las calles de Seúl con el corazón henchido de emoción, escuchando la información que el guía local nos va compartiendo, perdida más en mis pensamientos que en las historias que nos cuenta…tratando de centrar la mente para vivir cada minuto y guardarlo en el corazón con un letrerito de: todo es posible.
Sus calles respiran modernidad. El enfoque es vivir y conectar con lo que esta cosmopolita ciudad nos presenta.
Una caminata por el famoso río Han, es una de las actividades principales para calmar toda la emoción del momento, para que nos ayude a calmar la mente y a convencernos de que aquí estamos.
Subir a la Torre de Seúl para apreciar no solo la ciudad entera sino, sobre todo, hasta dónde hemos llegado con dedicación y compromiso. Darnos cuenta de que cómo, venciendo cualquier obstáculo, podemos lograr nuestros sueños.
Llegar a Seúl y visitar parte de lo que se convirtió en nuestro motivo de desplazamiento: diversos escenarios de nuestras series coreanas favoritas y conectar in situ con nuestra propia sensibilidad, es ya un regalo de la vida.
Visitar el mercado local para apreciar lo más genuino de esta ciudad y degustar los platillos que, más de una vez, vimos en sus doramas y sumergirnos así en sus colores y sabores.
Cerrar la noche con una parrillita coreana, una botella de soju e intercambiando con todas las compañeras de aventura lo significativo de este viaje.
Cuántas aventuras nos esperan en este mediático lugar. Cuántas experiencias por vivir y que nos recordarán la magia de la vida. Cuánto por aprender de nosotras en un destino tan lejano.
Seúl nos espera. ¿Nos acompañas?